sábado, 17 de noviembre de 2012

Capitulo Nº30 de "Sos mi Guía"


Hola!Bueno, subo este Capítulo y después hago una pausa con Adelantos :) Después sigo la Nove normalmente ;)

{En el Capítulo Anterior de "Sos mi guía"}
Al abrir la puerta, un viento fuerte abrió la ventana e hizo volar las cortinas. Pude distinguir una figura del otro lado, pero ya era demasiado tarde. Un nuevo destino me esperaba.

CUENTA PETER
Capítulo Nº30: Voy a encontrarte.
Amor. El amor es la causa de las peleas. El amor es la causa de la muerte. Por amor se da la vida, por amor se defiende. Por amor decidí entrar en la habitación. Cuando el viento abrió la ventana, se cerró una puerta. Como un buen chico me dije que no había sido nada y seguí caminando, pero... el amor es más fuerte. El amor me hizo entrar por la misma ventana abierta a la habitación del hospital donde mi mente empezó a trabajar. Tenía sospechas casi confirmadas de quien había estado en esa habitación. Al pasar cerré la ventana. La sábana de la camilla (si se le puede llamar sábana) estaba arrugada. El lugar tenia la el aspecto a una sala que había sido abandonada de prepo, sin pensarlo. Lo cual no era una buena señal. Si el antiguo habitante de esa habitación se había ido deprisa, con lo atrasado que yo estaba nunca lo encontraría. Pero si al menos tuviera la idea de quien era... Busqué y revolví cada lugar de la habitación, pero al parecer la respuesta no estaba allí. No lo pensé dos veces. Abrí la ventana y salí.
Lo más rápido que mis piernas podían dí la vuelta al hospital. Al llegar a la entrada principal  me detuve  Con el reflejo del espejo, me acomodé un poco el pelo. No es que me importara, pero nadie me daría ninguna información si me veían entrar como un loco. Respiré hondo y caminé hasta las puertas automáticas. Éstas se abrieron a mi paso y se cerraron detrás de mi. Lo más calmado posible me acerqué a lo que se podría llamar la recepción del hospital.
Una mujer vestida de secretaria de unos 20 años me atendió amablemente.
La mujer: Buenos días. ¿Puedo ayudarlo en algo?
Traté de controlar mi voz, pero ésta salió precipitada.
Peter: Necesito saber quien se hospedó en la habitación 26.
La mujer me miró atónita.
La mujer: Perdón  pero no podemos brindarle esa información. Antes debe darnos su D.N.I y el carnet de su obra social.´
Busqué desesperado lo que la mujer me pedía, pero no encontré nada. Una lágrima escapó de mis ojos.
Peter: Por favor, estoy desesperado. 
Debía de tener un aspecto raro, como de alguien que se levantó de la cama y salió así  sin peinarse siquiera, porque vi en los ojos de la mujer la compasión.
La mujer: Está bien. Se lo voy a decir. Pero, por favor, después dígame su nombre. Corre peligro mi trabajo.
Asentí esperanzado. Sacó de su escritorio una carpeta y la abrió. Empezó a leer los nombres de los pacientes.
La mujer: ¿La habitación 26? Acá está. Mariana Espósito.
En ese momento, el alma se me cayó a los pies. No debí de haber oído bien.
Peter: ¿Có... cómo?
La mujer: Mariana Espósito. Esa es.
Le sonreí de oreja a oreja. Esa mujer había salvado mi vida. Ahora sabía donde encontrarla.
Peter: Muchas gracias.
Estaba por irme cuando la mujer me llamó.
La mujer: ¿Estás buscando a Lali?
Me paré en seco.
Peter: ¿Cómo sabés su nombre?
Salió de su escritorio y se paró enfrente de mi.
La mujer: Yo soy Candela Vetrano. Soy su prima. Si quieres puedo llevarte...
Mis ojos brillaron de felicidad.
Peter: Por favor.
Asintió y se dirigió hasta un señor grandote de seguridad. Candela le dijo algo y el hombre me miró. Me encogí de hombros. Ese hombre me daba miedo. Cande volvió con las llaves de un auto en sus manos.
Cande: Vamos.
La seguí por la acera hasta el estacionamiento del hospital. Me señalo su auto y me indicó que me sentara. 
Una vez en la carretera, reinó el silencio. La verdad es que estaba sumamente agradecido de que se haya ofrecido a llevarme con Lali. La felicidad ocupaba toda mi mente. Después de un rato de silencio, Cande empezó a hablar.
Cande: ¿De dónde conocés a Lali?
Peter: Es una larga, larga historia.
Se rió.
Cande: Ah, por sierto, no me dijiste tu nombre.
Peter: Ah, perdón. Me llamo Juan Pedro Lanzani.
Al escuchar esto, pisó fuerte el pedal del freno. El auto se frenó en el medio de la calle. Me miró horrorizada.
Cande: Sos Peter. Vos le arruinaste la vida a mi prima. Juro que te vas a arrepentir. 
Candela tenia razón. Estaba marcada mi sentencia de muerte.

Contunuará...
~Por el amor de una rosa, el jardinero es servidor de mil espinas.

¿Les gustó? A mi si :) No por "la sentencia de muerte". Creo que Peter exageró, pero bueno! Me gustó porque al fin admitió que ama a Lali.
Bueno, la próxima foto adelantos :)
Los quiero mucho♥ Gracias por sus comentarios ♥

4 comentarios: